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VIAJE ECOLÓGICO EN VELOMOBILE

Así ideamos nuestra aventura en velomobile.
Sencillez.


Apartado núm. 1


Un viaje lo más ecológico posible,
causando el menor impacto a la naturaleza.
Y, muy importante, con una mínima inversión económica.
It´s possible.

Apartado núm. 2

Disfrutar del transporte ecológico.
(Los velomobiles no volverían con nosotros a España. Ohh!)
Nacho y yo tenemos suerte de encajar en distancias, tiempos, horas y horas de pedaleo. Dormir en un bosque o  pedalear bajo la lluvia y con frío, no nos deja out. Nos gusta, nos hace más fuertes.
Casi cuando más disfrutamos son precisamente esos días en los que damos pedaladas hasta... hasta... hastaa... 
Disfrutar del transporte ecológico es también la cercanía que se produce con las personas y animales a lo largo de la ruta. Son tantas las poblaciones por las que se discurre en un viaje así. Da igual el idioma u onomatopeya, el estilo de vida, si van, si vienen, si oyen o no; da igual la circunstancia; si es de noche o de día. Nos encanta ese tipo de encuentros fugaces que aportan millones de sensaciones y conocimientos concentrados; todo en poco... tan poco tiempo. Esencias.
Cada ser es un ser único y aporta infinito y cada vez que se interactúa, ganamos. Nos enriquecemos.
Este apartado es muy extenso, claro.
Disfrutar desde la primera pedalada de la mañana hasta la última de la noche. Hemos sido el motor que movían las máquinas de Alligt, la experiencia fue más hermosa de lo que a priori imaginamos. Aquí lo desgranaremos todo en líneas de texto e imágenes. 
Y, así comenzó nuestro viaje, entre girasoles y molinos de viento.
Una constante en nuestra aventura: las energías renovables.
A pedales partimos de Dronten, Países bajos; cada cual en su Alleweder de Alligt.
Nacho en el Alleweder A8
 Yo conduje el Alleweder A7
El país de las flores.
Unos pocos kilómetros para hacernos a las dimensiones, y posición en los velomobiles. Ese cosquilleo en el cuerpo de hacer realidad un sueño.

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